domingo, 22 de julio de 2012

Disculpen las molestias




Hola, mi nombre es Celeste. Sí, soy un peluche; un peluche que quizás guarde más cosas de las que te guardas tú. Sé guardar secretos pero estoy un poco harta de todo. A veces pienso que no sé quién cuidará de mi dueña cuando yo no esté.  Voy a contaros mi pequeña historia.

Desde que me crearon hasta que llegué a la feria era un cuerpo sin vida, sin sentimientos. Solo podía ver. Veía a adultos vendiendo o comprando papeletas, niños mirándome y a veces deseando poder ganarme. Un día, un hombre llegó con muchísimas papeletas. Solo ganó unas cuantas, entre ellas, estaba yo. Me llevó hacia donde había una familia, pero él no era su padre, sería un tío. Una niña me cogió en brazos y me apretó con fuerza. Pero en su casa me dejó junto a muchos peluches más en su cama. 
Veía a la niña bailar, dibujar, cantar, saltar, jugar, llorar... Hasta que ella decidió que quería un osito de peluche para dormir como en la televisión. Celeste, me llamó. Dormía con ella todas las noches, la acompañaba en las películas de miedo... Parecía una niña muy feliz. Pero entonces, comenzó a transmitirme sus sentimientos, sentimientos que únicamente dejaba salir por la noche, cuando estaba conmigo, en forma de lágrimas.
Al principio eran llantos de niña pequeña, me decía cosas como: "Mi madre me ha vuelto a reñir, no me quiere" o "Cómo se nota que quiere más a el tonto de mi hermano que a mí". Pero eran cosas de niña pequeña. 
Sin darme apenas cuenta entró en la adolescencia, y sus llantos comenzaban a ser un poco más inquietantes. La mayoría de las noches pensaba en quitarse la vida, detestaba el mundo, pensaba que no encajaba en ningún lado. Decía que todos la odiaban sobre todo su madre. Tenía miles de diarios escribiendo sus sentimientos. Diarios con manchas de tinta creadas por sus lágrimas. Después llegaron los amores, un amor que le hacía daño, mucho daño. Pero eso no duró mucho.
Y ahora, mi pequeña y dulce niña, la que me dio vida, la que me estrujaba contra ella todas las noches, llora de dolor. Un dolor que nadie ve, un dolor que oculta tras una sonrisa. Le duele ver a su madre y a su hermano llorar, le duele no poder tener contacto con su familia, le duele todo... y demasiado. Pero no es capaz de pedir ayuda, no es capaz de llorar, ni siquiera pide consuelo; se lo guarda todo y eso no puede ser bueno.

Y esta es mi historia hasta ahora. Gracias por prestarme algo de atención.

No hay comentarios:

Publicar un comentario